lunes, 20 de febrero de 2017

¿Ducha o bañera? Difícil decisión....

El viejo debate y la pregunta que todos nos hacemos en algún momento: ¿instalamos una ducha o una bañera en nuestra casa? ¿Prefieres la funcionalidad de una ducha o el placer de un buen baño en una bañera?

La respuesta no es sencilla y depende siempre de nuestras necesidades y posibilidades. Los hay más prácticos que siempre defienden la ducha, y los hay quien prefieren bañera a toda costa, aunque solo sea para usarla una vez al año. Los hay que quieren bañera pero no pueden tenerla porque le faltan metros y los hay que la tienen y acaban convirtiéndola en una sencilla y práctica ducha.

También podemos encontrar que si tenemos dos baños, en uno instalamos la ducha y en otro la bañera, problema resuelto. Aunque no es raro hoy en día encontrar en un cuarto de baño ducha y bañera, pero no todos se lo pueden permitir.



Para los baños pequeños la mejor opción, sin duda alguna, es la instalación de un plato de ducha. Ocupa la mitad que una bañera, lo que deja libre un espacio que se puede aprovechar para colocar otros sanitarios y dar más sensación de amplitud al baño.
Las duchas se añaden a cualquier rincón y esquina, y podemos encontrarlas de todas las formas: cuadradas, rectangulares, redondas, semicirculares. La mayoría son bastante planas, y apenas tienen un pequeño escalón para meterse dentro, lo que la hace una opción muy conveniente para las casas de las personas mayores o con menor movilidad.

Hay que tenerlo muy claro para decidirse a cambiar una bañera por una ducha y viceversa, ya que las obras en los baños suelen ser muy engorrosas. Para empezar, a menos que contemos con otro cuarto de baño en la vivienda, quedarnos sin una habitación tan importante puede darnos más de un quebradero de cabeza. 
Además, hay muchos detalles a tener en cuenta. Uno de ellos es saber que, al retirar la bañera de su sitio, vamos a encontrarnos con una pared sin azulejos. La solución va desde buscar azulejos iguales a los anteriores a quitar los viejos y poner azulejos nuevos en toda la pared. 
También hay que ser consciente del tema de los grifos. Las alturas en ducha y bañera son diferentes, y al poner una ducha es más que probable que el grifo de la bañera se quede situado demasiado bajo. Para evitar la incomodidad de tener que agacharse a la hora de encender los grifos, mucha gente opta por cambiarlos de sitio, lo que conlleva una nueva retirada de azulejos. 

A la hora de elegir ducha o bañera es importante tener en cuenta las necesidades de nuestra familia. Si tenemos niños, la hora del baño nos resultará mucho más sencilla si contamos con una bañera en vez de con una ducha. El momento del baño en los niños no es solo una cuestión de higiene, también es un momento de relajación y juego que con un plato de ducha es difícil llevar a cabo. 

Los partidarios de las bañeras suelen decir que aunque solo nos demos un baño de vez en cuando, es importante tener la opción de hacerlo siempre que quieras. Para ellos siempre merece la pena instalar una bañera, aunque sea más caro y gaste más agua. Lo cierto es que un baño de espuma es una de las cosas más relajantes que podemos imaginar y como bien dice el refrán, una vez al año no hace daño. Sin embargo, ojo con los baños largos y continuados porque pueden ser más  perjudiciales que beneficiosos. Los expertos aseguran que los baños de más de veinte minutos, y casi a diario, pueden resecar nuestra piel e incluso producir enfermedades.

En cuestión de gustos no hay nada escrito. Hoy en día las duchas se han vuelto tan sofisticadas que ofrecen soluciones muy decorativas y un montón de posibilidades de hidromasaje. Sin embargo, es difícil negar que pocas tienen más encanto que la bañera de toda la vida. La variedad es muy amplia, desde las más clásicas, con cuatro patas y de inspiración romana, hasta las más modernas, donde se mezclan materiales y nuevas comodidades, como funciones de hidromasaje que harán, si cabe, más especial el momento del baño.


En resumen:

Los pros de tener una ducha en tu baño


1. El tamaño: en unas viviendas cada vez más pequeñas, tener ducha en lugar de bañera puede resultar toda una bendición. Y es que estas ocupan la mitad que una bañera, lo que nos permite utilizar mejor el espacio y dar más amplitud incluso a los baños más pequeños.

2.
 Mejor accesibilidad: si tenemos en casa personas mayores o con menor movilidad, el uso de la bañera puede ser problemático. Sin embargo, las duchas pueden ser totalmente planas o tener apenas un pequeño escalón para entrar en ellas.

3.
 Se adaptan al espacio: en cuartos de baño de geometría complicada, las duchas, que hoy las encontramos cuadradas, redondas, semicirculares, rectangulares y hasta triangulares, se adaptan mejor a estos puntos muertos.

4.
 Ahorran agua: a la hora de hablar de consumo de agua, la ducha gana la batalla a la bañera. Para darnos un baño relajante son necesarios, al menos, 230 litros. Para una ducha de cinco minutos, tan solo 95 litros.

Si te decides por una bañera, ¡estas son sus ventajas!

1. La belleza de una bañera: Las bañeras no son prácticas, pero no todo en este mundo tiene que ser funcional. Una bañera es un objeto bello, casi de culto, que ha acompañado al ser humano desde tiempos remotos.

2.
 Baños relajantes: ¿Quién no ha sentido alguna vez la necesidad de darse un buen baño de espuma? Aunque solo sea por estos pequeños placeres que una puede darse de vez en cuando, tener una bañera en casa puede merecer la pena. Sin embargo, estar demasiado tiempo en remojo puede producir enfermedades, así que ojo con pasarnos cada día media hora en la bañera.

3.
 Mejor para niños: con niños, la opción de la bañera gana puntos. Y es que más allá de la higiene, el baño es un momento de relajación y juego para los más pequeños que solo la bañ
era puede brindarles.


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